El 22 de abril de 1900, tuvo lugar el acto fundacional de la Mutua en una sala del Centro Industrial de Vizcaya. Se organizó, según el artículo 12 de la Ley de 30 de enero de 1900, como una sociedad de seguros mutuos, con domicilio en Bilbao, y formada por industriales cuyos establecimientos radicaban dentro de la provincia de Bizkaia y aquellos que tuvieran instalaciones en alguna provincia cercana. El objeto de la Sociedad de Seguros Mutuos de Vizcaya, sobre Accidentes de Trabajo no era otro que sus componentes se indemnizasen mutua y recíprocamente de los perjuicios que les provocasen los accidentes de sus empleados.

El comienzo real de las actividades de la Mutua tuvo lugar el 1 de octubre de 1900, en  locales arrendados al Centro Industrial de Vizcaya. El primer obrero siniestrado, a primeros de noviembre de 1900, fue un empleado de Federico Echevarría que percibió la mitad del jornal diario (1,5 pts.) hasta que se recuperó, con un total de 9 pts. además de abonar los gastos de médico y farmacia. Hasta 31 de diciembre de 1900 la Mutua abonó a los 26 obreros heridos en accidentes unas 200 pts. de indemnización, con unos gastos en asistencia médica y farmacéutica ascendieron a 507 pts.

La Mutua fue capaz de aumentar sus fondos de reserva, desde las 50.000 pts. que se alcanzaron en 1908, y ampliarlo a 100.000 pts. en 1910, en 1923 lo aumentó a 150.000 pts. y en 1935 llegó a tener como fondo de reserva  500.000 pts. En 1928 contaba con un total de 372 empresas asociadas, con una media mensual de 3.138 empleados con un ingreso por primas de 629.493 pts.

Su primer domicilio se estableció en la calle Jardines 6, 1º. En 1906, arrendó el 1º derecha del nº 12 de la calle Ledesma para instalar un cuarto de curas, que comenzó a funcionar desde el 4 de septiembre y que pasó a conocerse como “la clínica”.

Cuando en 1920 tuvieron problemas para renovar el alquiler de las oficinas optó la Junta Directiva por la adquisición de un solar, en la calle Ercilla, por 98.648 pts. Se encargó al arquitecto Fidel Iturria la elaboración de los planos del nuevo edificio que habría de albergar tanto los servicios administrativos como los sanitarios. En marzo de 1924 se mudaron al nuevo edificio, al que también dotaron de nuevas instalaciones médicas.

El nuevo edificio permitió a la Mutua mejorar sus servicios, ahorrarse un alquiler y el pago de estancias, pero casi la arruina por la obligación que supuso la construcción, la instalación y el mantenimiento de todo lo que conllevaba (personal, medios técnicos, etc.) inaugurando, de este modo, una década de apuros financieros y económicos que no terminarán hasta la aprobación del seguro obligatorio en 1933.

Con este seguro obligatorio los locales del edificio de Ercilla se quedaron pequeños para acoger a la clínica y las oficinas. El incremento de personal requerido por el aumento de trabajo exigía un espacio cada vez más precioso. Por ello, en diciembre de 1939, encomendaron al arquitecto Adolfo Gil la elevación de dos pisos del edificio construido veinte años atrás.

En los años sesenta, con el incremento de la actividad industrial, lógicamente, también aumentó la actividad de las empresas mutualistas, por lo que el edificio ampliado en los años 40 quedó otra vez pequeño. Como primera medida, el gerente propuso ampliar el espacio destinado a la clínica en la vivienda por él ocupada, una parte del 1º piso, para lo que la Mutua habría de comprar un piso cercano a las oficinas para ocuparlo y poder ceder el espacio. Pero, obviamente, esta solución resultó idónea sólo temporalmente. Se optó finalmente por hacer un edificio nuevo en el mismo emplazamiento que ocupaba el antiguo. Tras casi dos años de obras, en noviembre de 1971, se inauguró la clínica en Ercilla 10, dotada de todos los medios técnicos de la época para la intervención y rehabilitación de los lesionados

Desde 1966 las Mutuas patronales dejaron de ser “gestoras” de una parcela de la Seguridad Social, como era la de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales a ser “colaboradoras” en su gestión. En 1967 se aprobó el Reglamento sobre colaboración en la gestión de la Seguridad Social de las Mutuas patronales de accidentes de trabajo. Los principales cambios que supuso, además de la pérdida de una gestión propia de los ingresos, fue la eliminación funcional de los beneficios y de los extornos. Desde 1968 la Sociedad de Seguros Mutuos de Vizcaya sobre accidentes de trabajo cambió su nombre oficial a “Mutua de Vizcaya. Mutua Patronal de Accidentes de Trabajo nº 20”.

En 1975 se fusionaron dos mutuas. La Mutua Industrial de Vizcaya fundada el 18 de febrero de 1959 y La Mutua de Vizcaya. Esta aportaba sus oficinas y clínica de Ercilla 10, junto con su red de dispensarios periféricos, que superaba la decena. La Mutua Industrial aportó sus dispensarios y sus locales de Iparraguirre 15, que se quedaron pequeños en no mucho tiempo, así que en 1989 se trasladaron definitivamente al edificio de la antigua Clínica San José, en Henao 26, donde centralizó las oficinas y pequeños servicios auxiliares de la cercana clínica.

En 2005 fruto de la fusión de La Previsora, la Mutua Vizcaya Industrial y Pakea, mutuas líderes en el País Vasco, se formó Mutualia, mutua de referencia en la Comunidad  Autónoma Vasca con una cuota de mercado superior al 41%, y un patrimonio histórico superior a la suma de todas las demás mutuas del Estado.

 


Eduardo J. Alonso Olea