El intento de golpe de estado militar de julio de 1936 fracasó en Bilbao y el Ayuntamiento de Bilbao se declaró leal a la República. El 19 de junio de 1937 el ejército franquista conquistó Bilbao. El Gobierno Vasco, el estatuto de autonomía, el Concierto económico, así como la cooficialidad del euskera y castellano fueron derogados.

La Villa dejó de ser "Invicta" y los carlistas lo conmemoraron, como evidencia la concesión de la Medalla de la Villa, en 1940, a los "veteranos carlistas supervivientes de las Cruzadas del siglo pasado".

Los ayuntamientos democráticos fueron sustituidos por comisiones gestoras nombradas por las autoridades militares y el 21 de Junio de 1937 José María Areilza fue nombrado alcalde de Bilbao. En una de sus primeras intervenciones dejaba claro las intenciones del nuevo régimen: “Bilbao no se ha rendido sino que ha sido conquistado por el ejército y las armas(…) vaya que sí ha habido vencedores y vencidos” (21.07.1937).

El 59 % (1120 de 1914 trabajadores municipales) fue destituido y el 17 % adicional suspendido con sanción económica, el 22 % repuesto, otros jubilados. Comenzaba la construcción de un “Estado nuevo” de inspiración totalitaria y corporativa. Todos los poderes civiles y militares se concentraron en el Jefe del Estado, F. Franco. Las libertades políticas, sindicales y religiosas fueron suspendidas y se estableció un régimen político de vulneración sistemática de derechos y garantías individuales.