Eduardo Victoria de Lecea Arana

[ Bilbao, 10.07.1835 - Bilbao, 02.09.1907 ]
Alcalde de Bilbao 01.01.1867 / 19.10.1868; 01.07.1881 / 30.06.1885

El 10 de julio de 1835 nació en Bilbao Eduardo Victoria de Lecea. Fue hijo de Sofía Arana Ampuero y de Federico Victoria de Lecea, Regidor y Alcalde (1845) del Ayuntamiento de Bilbao, Diputado general (1839 y 1860), Diputado a Cortes (1837 y 1854) y Senador del Reino (1847).

Estudió en Madrid, donde convivió con el escritor Amós de Escalante y el poeta Adofo Aguirre, condiscípulos de Moret. Publicaron un periódico, “El Precursor”. Abogado y diplomático destinado en Bruselas, Eduardo Victoria de Lecea hubo de regresar a Bilbao a la muerte de su padre (1864), abandonando dicho cuerpo.

Eduardo Victoria de Lecea tomó el relevo de su progenitor en los órganos de poder político de Bizkaia, continuando la tradición familiar. Fue Alcalde de Bilbao en 1867-68, durante cuyo mandato él y sus jóvenes colaboradores recibieron el apodo de “el Colegio de Don Higinio”. Renovó el cargo en los bienios comprendidos de 1881 a 1885, momento en que verificado el Ensanche bilbaíno, abordó importantes obras urbanísticas.

Nacido en el seno de una familia de inspiración ideológica liberal fuerista, Eduardo Victoria de Lecea militó en el Partido Liberal. Estrechos vínculos de amistad le unían a Práxedes M. Sagasta.

El 1 de enero de 1867 Eduardo Victoria de Lecea era nombrado alcalde de Bilbao sustituyendo a José Jane al frente del consitorio. Dos “Bilbaos” bien diferenciados hubo de administrar Eduardo Victoria de Lecea. Por un lado, el Bilbao de finales de la década de los años sesenta del XIX, constreñido en el reducido espacio que los condicionamientos físicos y urbanísticos le permitían, necesitado de equipamientos para atender las necesidades del vecindario debido al deterioro y la obsolescencia de los existentes, y atacado por la insalubridad derivada de la humedad, falta de insolación y demás males vinculados a su propia localización, emplazamiento y dificultades de expansión. Y, por otro, el nuevo Bilbao que nacía tras la ampliación de sus límites jurisdiccionales y la aprobación de un plan de Ensanche, un Bilbao que echaba a andar hacia la modernización de sus estructuras urbanas y socioeconómicas en la década de los años ochenta.

Así pues, durante su primer mandato la escasez de viviendas, derivada de esa falta de espacio, había conducido en ocasiones al hacinamiento, como se constataba en Bilbao La Vieja. En abril de 1868, se procedió al desalojo en locales y viviendas de dicho barrio para su traslado al cuartel de San Francisco ante la constatación de ciertos casos de fiebres tifoideas. Buen número de equipamientos, o bien resultaban de una capacidad insuficiente (Casa de Misericordia, hospital civil, cementerio de Mallona) o bien se encontraban deteriorados al extremo (cárcel y asilo de dementes), planteándose su reposición. Era patente, además, la necesidad de “expulsar” del centro urbano actividades que entrañaban riesgo para la población, es el caso de los almacenes de materias inflamables proyectados en Uribitarte.

En la confrontación con la anteiglesia de Abando para captar nuevos terrenos que sirvieran a la expansión de Bilbao tomó parte activa Eduardo Victoria de Lecea, labor por la que obtuvo el reconocimiento y más sincero voto de gracias de la corporación (12.07.1867), una vez confirmada la aprobación del expediente de ampliación de límites jurisdiccionales por el Consejo de Estado y transmitida ésta por R.O. de 30 de junio de 1867.

La corporación se hizo cargo de las obras de encauzamiento de la ría en Atxuri y Sendeja, a cambio de la cesión de los terrenos que se agregasen a la vía pública, términos en los que planteó el propio alcalde sus negociaciones con el gobierno de Madrid y como así quedara confirmado por R. O. de 23 de marzo de 1867. La mejora de la villa pasó también por la reforma del Arenal (14.01 y 14.02.1867), convertido en centro neurálgico de la población desde el punto de vista social y económico, al descargar los buques en sus orillas por no poder pasar por el puente de Isabel II. Su paseo fue embellecido con árboles, donación hecha por Juan Echevarría La Llana, enlazando con el Campo Volantín hasta alcanzar Sendeja, donde se procedió a la alineación de las casas, adelantándolas, de modo que ganaron en calidad residencial al alejarse del monte que se levantaba a sus espaldas (12.09.1867).

El 19 de octubre de 1868 cesó en su cargo y fue nombrado en su lugar Félix Aguirre.

Quince años después de su primera experiencia al frente del consistorio bilbaíno, volvió a ser nombrado  alcalde el 1 de julio de 1881, en sustitución de Manuel Lecanda. En su segundo mandato Bilbao había cambiado de escenario, ampliando sus terrenos al Ensanche de Albia y del Campo Volantín. A la nueva configuración urbanística, se sumaba la potenciación de su capitalidad a través del desarrollo de las obras públicas y los servicios, el impulso de su industria y su puerto y la ampliación de sus infraestructuras. De telón de fondo, quedaba el Bilbao de los barrios, que crecían en condiciones de inferioridad social y urbanística.

La apremiante necesidad de prestar servicios a una población creciente en aquellos años del despegue económico de Bilbao impulsó a Eduardo Victoria de Lecea a tomar la iniciativa de elaborar un Plan General de Obras Públicas. Dicho plan hacía hincapié en dos aspectos: por un lado, en la necesidad de ampliar y mejorar determinados servicios municipales y el equipamiento colectivo de la villa, fundamentalmente en materia de educación, sanidad y beneficencia, y por otro,  en atender las necesidades de los barrios emergentes de condición trabajadora, como San Francisco y el Cristo.

Ante el “lamentable estado” que presentaba la instrucción pública, se aprobó la reforma de la primera enseñanza. En materia de sanidad, el crecimiento de la población, unido al problema de la escasez de vivienda asequible, derivó en problemas de hacinamiento en barrios como Bilbao La Vieja, denunciados en ocasiones por E. Delmas ante el peligro que ello suponía para la salud pública. El hospital civil resultaba ya pequeño y las quejas por no poder atender al crecido número de enfermos no cesó de aumentar, enfermos de bajo estrato social cuyo número crecía en proporciones de llamar la atención. El agua de Bilbao tenía también su parte importante de culpa en el deterioro de la salud pública que sufría la villa. Desde la alcaldía se iniciaron nuevos proyectos para paliar estas deficiencias. La reforma del Reglamento del hospital fue aprobada el 16 de febrero de 1882, reforma que contemplaba la atención extensiva a los pobres de la villa, la creación de una Sala especial para niños y de maternidad, más atribuciones y autonomía para la Junta de Caridad gestora, el nombramiento de un Director del hospital y la división en tres secciones (Medicina, Cirujía y Sífilis). El Plan de Obras Públicas elaborado por el alcalde incluía la creación de dos hospitales, de 200 camas cada uno, a fin de atender las necesidades sanitarias de Bilbao. La imposibilidad de obtener suelo en óptimas condiciones dentro de los límites de la villa demoró el proyecto. De modo que las ampliaciones del hospital de los Santos Juanes y el habilitado en Solokoetxe no fueron sino meros “parches” frente a tan grave problema.

El suministro de agua y las comunicaciones centraron las actuaciones de la corporación municipal en materia de infraestructuras, en concreto, destacar: el suministro de agua a la zona anexionada, el plan distributivo de fuentes, la reforma del servicio de aguas, la puesta en marcha del alumbrado público eléctrico, a modo de ensayo, para examinar sus resultados, la ampliación del servicio del tranvía urbano y la construcción del ramal de Uribitarte del ferrocarril Bilbao-Portugalete. Y pasaron a estudio las bases para el establecimiento del Laboratorio municipal, así como la tramitación del proyecto de ferrocarril Bilbao-Las Arenas que había presentado Ecequiel Aguirre.

El 30 de junio de 1885 cesa en su cargo como alcalde y es nombrado Vicente Urigüen para sustituirle.

Susana Serrano Abad

Bibliografía

    SERRANO ABAD, S. “Eduardo Victoria de Lecea Arana” en Bilbao desde sus alcaldes. Diccionario Biográfico de los alcaldes de Bilbao y gestión municipal, en tiempos de revolución liberal e industrial. Vol I. Bilbao, Ayuntamiento de Bilbao, 2002, pp. 375-406.

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