Nació José María Solaun en Bilbao el 8 de diciembre de 1845. Representa la simbiosis banca-ferrocarriles. Participó en el despegue financiero del Bilbao de finales del XIX, figurando en torno al cambio de siglo entre los consejeros de la sucursal del Banco de España en la capital vizcaína, entidad que funcionaba con vida propia. Vinculado por estrechos lazos de parentesco a los negocios ferroviarios, impulsó y formó parte del Consejo de Administración del ferrocarril Bilbao-Durango y del Durango-Zumárraga, prolongación del anterior; figuró entre los inversores del Bilbao-Las Arenas y Las Arenas-Plencia, y entre los tres mayores accionistas del Luchana-Munguía, ramal del Bilbao-Plencia.
José María Solaun fue en 1869 secretario de la Sociedad Bilbaína, foro de reunión de la burguesía liberal bilbaína.
El 18 de marzo de 1891 presentaba José María Lizana su renuncia como Alcalde por haber sido elegido Diputado a Cortes. La R.O. de 30 de marzo de ese mismo año participaba el nombramiento de José María Solaun para presidir la Alcaldía de Bilbao.
Durante los tres meses en que José María Solaun permaneció al frente de la administración local, se vivieron momentos de agitación social, llegando a su clímax en las huelgas de mayo de 1891.
Durante su gestión, se procedió a la cimentación del hospital de Solokoetxe y se iniciaron los trámites para el traslado del cuartel militar de San Francisco, dada su inadecuada localización. A iniciativa de Gregorio de la Revilla, fue suscitada la reorganización del servicio de Beneficencia domiciliaria a fin de alcanzar unos óptimos rendimientos en sus prestaciones y una mayor economía de gastos.
En el terreno urbanístico, las actuaciones municipales se centraron en: la apertura y urbanización parcial de las calles Marqués del Puerto y Rodríguez Arias; la urbanización y alcantarillado de varios tramos de las calles Lutxana, Bertendona y Alameda Urquijo, y la aprobación del proyecto de construcción de las rampas de Uribitarte desde Alameda Mazarredo. Se dio también “luz verde” a la urbanización y edificación en el Tívoli.
El 30 de junio de 1891 cesó en su cargo, siendo nombrado Gregorio de la Revilla.
Susana Serrano