Bilbao en el arte es una obra escrita por el crítico de arte Javier Viar (Bilbao, 1946), y director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, publicada en tres volúmenes por la BBK el año 2000, en el 700 aniversario de la fundación de la villa.
Se trata de una obra pionera, hasta entonces la primera de su género, en la que se hace una catalogación exhaustiva de pinturas, grabados, dibujos y otras manifestaciones plásticas que tienen como motivo la Villa de Bilbao.
El primer volumen abarca el periodo que va del siglo XVI a 1875, año de la abolición definitiva de los fueros. En este volumen abundan más los grabados y las litografías que las obras de creación pura en sí. Muchos de esas obras fueron reunido por primera vez en la importante exposicón que con el título de Bilboko estanpak – Estampas de Bilbao - Pictures of Bilbao realizó el Museo Vasco en el año 2000, y en la que reunió 52 estampas de Bilbao. Además de la importante aportación gráfica, entre los pintores de ese periodo figuran Luis Paret y Alcazar, Pablo Gonzalvo y los dos Juan de Barroeta, padre e hijo.
El volumen segundo de la obra Bilbao en el arte abarca la época que se abre en 1875 y llega hasta 1936, año de inicio de la Guerra Civil Española. El índice del volumen es en sí mismo lo suficientemente clarificador como para trasladarlo aquí. “La ría de Bilbao”, “El Bilbao de Dario Regoyos”, “El Bilbao de Adolfo Guiard”, “El Bilbao de Anselmo Guinea”, “Los pintores del Kurding Club”, “El Bilbao festivo de Manuel Losada” y “El Bilbao y la ría de Aurelio Arteta” son son los siete de los capítulos, dedicando otro a “1914: Bilbao y sus pintores”, otro a “Los hermanos Arrúe”, otro a “Los pintores de la generación de Arteta” y uno también, el último, a “El Bilbao urbano de Antonio de Guezala”.
Por último, el tercer volumen abarca el periodo que va de 1936 a 2000. El primer capitulo está dedicado a “Los paisajistas sensoriales del Bilbao de postguerra” y en él se destaca, a través de las reproducción a todo color de uno o varias de sus obras, a Enrique Nieto, Jesús Basiano, Fernando Maidagan, Saturnino Canales Herrera, Ciriaco Párraga, Julio Infante y Juan Bayón Salado Bay-Sala.
“Los paisajistas de la siguiente generación” cubren el segundo cápitulo de este volumen, con nombres como Iñaki García Ergüin, Ramon Barreiro, Angel Badillo, Rafael Ortiz Alfau y Evencio Cortina. En el tercer capítulo se presta atención a “Cuatro pintores singulares para la ciudad”, en concreto Carlos Sáenz de Tejada, José Mª Ucelay, Gonzalo Chillida y José Barceló.
“La pintura social y crítica”, a la que se dedica el capitulo tercero, tiene su máximo representante en Agustín Ibarrola, el mejor cronista visual de las revueltas obreras organizadas que se habían iniciado en los años cincuenta. Dionisio Blanco, Ismael Fidalgo, Ricardo Toja o Mari Puri Herrero, la creadora de la imagen física de Marijaia, son otros nombres dentro de esta tendencia. Pero además de por los propios artistas del entorno, Bilbao ha sido también representado por artistas foráneos, en concreto algunos figurativos, como la donostiarra Amalia Alvia o el madrileno Alfredo Alcain, a los que se dedica el capítulo quinto, titulado “Bilbao en los figurativos foráneos”. El sexto se ocupa de “Bilbao en la joven generación vasca”, con Carmelo Ortiz de Elguea, Miguel Díez Alaba, José Llanos, Adrián Ferreño o Juan Carlos Eguillor. “Bilbao fin de siglo: pop-art, Figuración, Hiperrealismo” es el título de capítulo siete y en él tiene cabida artistas como Darío Urzay, Danile Tamayo, Alberto Rementeria, Alfonso Gortázar, Manuel Ganída, Merche Olabe, Juan Ugalde, José Carlos Fernández Marcote, Calara Gangutia, Agustin Reche, Jesús Mª Lazkano y Raúl Urrtikoetxea.
Como coda final a este recorrido por cinco siglos de representaciones de Bilbao en el arte, Javier Viar dedica las últimas páginas del libro a las exposiciones que se llevaron a cabo con motivo de la celebración del 700 aniversario de Bilbao.
Edorta Jimenez