A pesar de ser tradicionalmente la sidra, el vino y el txakolí las bebidas por excelencia en las mesas de los bilbaínos, la cerveza también ha estado históricamente presente en ellas. Sin embargo, y hasta llegar a su aceptación popular ya avanzado el siglo XX, la historia de la producción y consumo de cerveza en Bilbao ha recorrido un largo camino.

Las primeras cervezas que llegaron a Bilbao lo hicieron a través del flujo comercial marítimo procedentes del norte de Europa en los siglos XVI y XVII. Aquellos barcos traían en sus bodegas barriles de cerveza, tanto para el comercio como para el consumo de los marineros, puesto que en esos países la bebida alcohólica por excelencia en los viajes por mar de aquella época era la cerveza. Eran aún tiempos en que la cerveza vendida y consumida en Bilbao era únicamente de elaboración foránea, la cual era gravada impositivamente al menos desde 1677 con 2 ducados por barrica, perdurando dicha cantidad hasta 1778. Dicho impuesto, junto con el que se percibía por la introducción y consumo del vino, del bacalao, del cecial, de la ballena y del salmón, era destinado para sufragar diversos gastos: en 1677 sufragó la construcción de la Casa Consistorial, la Alhóndiga y la sacristía de San Antón y en 1697 la reparación de los muelles y otras obras públicas.

Al menos desde 1703 se elaboró cerveza en Bilbao, puesto que desde esa fecha se regulan los impuestos sobre su fabricación. El primer privilegio dado por el Estado a particulares para la elaboración y venta de cerveza en Bilbao se concedió a Pedro Beekvelt, comerciante holandés afincado en la anteiglesia de Deusto desde principios del siglo XVIII. En 1757 el arancel de la renta de la sisa de la cerveza que se producía y consumía en Bilbao estaba estipulado por cada barrica de cerveza en 748 maravedíes de vellón; en 1767 se destinaba a fiestas de toros y a la Casa de Misericordia lo recaudado en concepto de dicho arrendamiento, señal inequívoca de la continuación de la fabricación de cerveza en la villa. Así pues, la cerveza siguió fabricándose y consumiéndose en Bilbao durante todo el siglo XVIII y en 1777 eran dos las fábricas de cerveza en la villa, la antes citada y la de Guillermo Bolt en Atxuri. Eran cervezas de alta fermentación, producidas a temperatura ambiente, con un alto contenido alcohólico  y un reducido tiempo de conservación.

En 1833 se liberalizó su producción en España, dejando de ser un monopolio del Estado ; a partir de dicha liberalización fue cuando se fundamentaron las bases de la moderna industria cervecera, la cual se sustentó en la fabricación de cerveza de baja fermentación, con menor contenido alcohólico, más suave, refrescante, espumosa y adaptada a los gustos populares, estando asociada a la fabricación de frío artificial y de gaseosas y bebidas refrescantes. Pero además, a estos progresos se añadió el hecho de que a mediados de ese siglo se inició el cultivo del lúpulo peninsular en gran escala, lo cual influyó notablemente en el aumento de la producción de cerveza.

A finales del XIX el consumo de cerveza comenzó a popularizarse entre la población de la villa, fundamentalmente por un público de cierto nivel, ya que la cerveza tenía una presión fiscal elevada, y los precios de venta no siempre resultaban asequibles a los bolsillos de todos los bilbaínos. Pese a todo, la  producción y venta de cerveza se extendió y Bilbao aglutinó gran número de pequeñas fábricas y establecimientos cerveceros.

La comercialización de las diversas cervezas de la villa no sólo se circunscribía a los numerosos cafés o cerveceras botxeras, sino incluso se servían a domicilio o se vendían en algunos despachos expendedores que las fábricas contaban en varias calles, en almacenes al por mayor o en selectos ultramarinos. En el siglo XIX se produjeron en Bilbao numerosos tipos de cervezas (Munich, Dorada, Pilsen, Dortmund…) y a diferentes precios, no conociéndose marcas.

En 1897 se documenta la primera marca comercial conocida de cerveza en Bilbao, la denominada ”Vascongada”, al estilo de Munich y la etiqueta más antigua conocida de una cerveza bilbaína aparece en 1898, cuando es registrada comercialmente, teniendo el nombre de “Toro”, también de la “Cervecería Vascongada”. Dicha etiqueta consistía en dos círculos con la inscripción Cervecería Vascongada en la parte superior y en la inferior otra que decía Carlos Meins, Bilbao; en la parte izquierda y entre los dos círculos existía un escudito de las cuatro Provincias Vascongadas, y otro a la derecha que representaba el escudo de Vizcaya; en el centro del circulo interior se veía la marca del toro, y en su parte superior se leía la palabra Toro, así como en la parte inferior se leía también Marca depositada. Los tipos de cerveza que elaboró a partir de 1898 con dicha denominación de marca “Toro” fueron Bull-Stout (cerveza concentrada o doble), Bull-Ale (cerveza inglesa), Bull-Beer (cerveza tipo Pilsen) y Münchener Bullbräu (cerveza Munich). 

En 1914 “La Vizcaína” solicitó su primera marca de fábrica para distinguir cervezas, especialmente las de tipo “Pilsen” y “Munich” ; este último tipo de cerveza también utilizó la marca “Trinkal Brau”. En los años 50-60 se comercializó una cerveza para el ámbito familiar con el nombre de “El ciervo”.

“La Cervecera del Norte” elaboró diferentes tipos de cervezas: Pilsen, Munich, Oro, Clara y Especial. Las marcas de cerveza que se comercializaron a lo largo de su historia empresarial fueron “Iparralde”, “Norte” y “Oro”.

“La Salve” elaboró diferentes tipos de cervezas, siendo siempre comercializadas bajo la marca “La Salve”: Sol, Pilsen, Munich, Oro, Dortmund y Especial.

 


Miguel Ángel Santos Crespo